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La nutrición y el cuidado de tu cuerpo no es otra forma de controlar tu vida. No es otra razón más para sentirte culpable y amargarte la vida con más normas. En realidad debe ser más bien lo contrario: algo liberador que te ayuda a estar bien para poder hacer y vivir todo aquello que deseas. 

Cada vez vivimos más años y aunque durante las última décadas estamos llegando a la vejez poli-medicados y en un estado muy deteriorado, la verdad es que no tiene porqué ser así. En otros lugares del planeta, lugares remotos donde la alimentación procesada típica de occidente no ha llegado con tanta fuerza, encontramos a personas centenarias con toda su dentadura, montando en bicicleta  y con una vida sexual que muchos treintañeros querrían para si!

Hasta ahora nos hemos afanado en añadir años a nuestra vida. Vamos a ver cómo podemos añadir vida a nuestros años.

Dentro de la nutrición y de las recomendaciones que hacemos para darle al cuerpo aquello que más le conviene, la grandeza de la alimentación es que el abanico de posibilidades es casi infinito! No tienes por qué comer aquello que no te guste: hay tanta variedad de alimentos que es casi imposible no poder confeccionar una menú saludable que te vuelva loco de placer en la mesa.

Pero, ¿por dónde empezamos?

Aquí es importante que nos demos cuenta de la limitada cantidad de alimentos que conocemos y lo escasa que es la variedad en nuestra despensa y frigorífico. Así que este será el primer consejo: aventúrate a conocer alimentos nuevos. Si lo haces (o deberías) cuando sales de viaje y pruebas cocinas de culturas diferentes ¿por qué no hacerlo en tu casa? En realidad, con una vuelta que te des por un mercado de comida fresca te darás cuenta de cuántos alimentos comunes se han convertido en exóticos para ti: unos rabanitos, la remolacha, unos nísperos o las humildes sardinas! ¿Cuánto tiempo hace que no innovas en tus ensaladas? y ¿qué pescados nuevos has probado en los últimos 6 meses?

Si te paras a pensarlo, ¡tu pareja no resistiría tanta monotonía! 

Así que mi primera sugerencia es que te propongas comprar y probar un alimento nuevo cada semana: una fruta, una verdura, una pescado, legumbre, carne… Cualquiera, con la única condición de ser nuevo para ti. Para conseguir realmente el objetivo mi recomendación es que valores qué alimentos son los más escasos en tu dieta y busques en ese grupo de alimentos. Por ejemplo, si ya consumes mucha carne, prueba con pescados; si eres muy frutero, aventúrate en el mundo de las verduras.

Es la única forma de poder encontrar alimentos que realmente te gusten. Porque seamos francos: si no te gusta la lechuga y sigues haciendo tus ensaladas con ella, ¡nunca te la vas a comer! Pero, ¿has probado los canónigos?, ¿y la rúcula?, ¿o el cilantro?

Mi segundo consejo hoy va ser que descubras la inacabable variedad de técnicas culinarias, desde las más sencillas a las más complejas, que tienes a tu alcance para personalizar tus platos a tu gusto. En la era de la “customizacion” de todo: ¿a qué esperas a hacerlo con tu comida? La cocina es alquimia: ¡magia pura! y lo que cocinado de una forma no te agrada, guisado, aderezado, adobado, aliñado o condimentado de otra puede hacerte la persona más feliz en la mesa. Ahora tenemos más tiempo y posibilidades que nunca antes. Las redes sociales y las páginas con recetas y videos de cocina son lo más abundante en la red. Puedes cocinar como en tu comarca, como en tu país, o como en cualquier parte del mundo. Sólo tienes que elegir qué quieres probar y lanzarte a ello. 

Con respecto a la cocina me gustaría darte dos recomendaciones:

La primera, si tienes oportunidad, no dejes de preguntar y pedir recetas a tus abuelos o padres: no hay nada tan valorado hoy en la cocina como lo casero, tradicional y auténtico, y tú lo tienes a la vuelta de una llamada de teléfono. Además: ellos comían mucho más sano que nosotros.

La segunda; ¡imaginación al poder! Innova la recetas que veas, cambia algún ingrediente, reinventa el plato con la única intención de que te guste a ti. Nunca comerás sano si lo que pones en tu plato no te gusta. Y nunca te gustará si no descubres qué hay ahí afuera en los mercados que te vuelva loco. 

Después de más de 10 años dedicándome a enseñar a la gente a comer bien, he aprendido que cambiar los hábitos es tarea muy difícil para la persona que busca mis consejos y muy desagradecida para mí.  Así que a lo que me dedico es, en lugar de intentar instaurar un habito nuevo en ellos,  lanzarlos a la aventura de descubrir quién son y qué les gusta.

Hay una frase que me gusta mucho utilizar y muchos me la habéis oido decir: 

“Comer es el mejor placer que el ser humano puede tener con los pantalones puestos.”

 Y es que el sexo y la cocina tienen mucho en común: no puedes disfrutarlos si no exploras y descubres primero lo que te gusta.