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Dentro del ámbito laboral estamos inmersos en uno de esos momentos que quedan reflejados en los libros de texto para las siguientes generaciones: un cambio de paradigma que no sólo está cambiando nuestra relación con el trabajo, sino que lo hará incompatible con el modelo anterior.

Hablábamos hace unas semanas de cómo la prevención de riesgos laborales daba paso, siguiendo una deriva lógica, a la empresa saludable, es decir, aquella que rompe el aislamiento de la prevención al riesgo de accidente e incluye la prevención y gestión de la salud del trabajador en todos sus aspectos.

Incluir la salud en la estrategia de las empresas es sin duda el reto actual dentro de los centros de trabajo y en particular del área de recursos humanos. Y por ello las empresas más punteras ya han reaccionado y comienzan a cambiar sus entornos laborales para adaptarlos a ese nuevo y saludable espacio de trabajo que se abre paso.

El espacio de trabajo y su influencia sobre la salud

Cuando se pasan ocho horas al día vida en un espacio definido y compartido es difícil pensar que éste no tenga ninguna influencia sobre su salud. Son muchos los aspectos que influyen en nuestro rendimiento laboral: las causas físicas, los aspectos psicológicos y, sobre todo, la alimentación. Dentro de las condiciones físicas del entorno, ahora sabemos cómo la luz, la temperatura, la calidad del aire, la pantalla del ordenador o las sillas que empleamos tienen un efecto directo sobre nuestra salud.

Si hablamos de los aspectos psicológicos en el entorno laboral, tenemos claro cómo el estrés, nuestro y de los compañeros, el tipo de liderazgo o la propia cultura de la empresa influyen en nuestra salud y bienestar hasta puntos que ni imaginábamos hace algún tiempo.

Pero la alimentación destaca por encima de todos los aspectos que influyen en nuestra salud, no solo porque afecta a todos los ámbitos de nuestra vida, sino porque los factores físicos y psicológicos que he mencionado están también íntimamente relacionados con lo que comemos.

Mejor desayuno, más omega 3 y frutas y verduras para mejorar nuestro bienestar físico

La carencia de nutrientes afecta de forma muy especial a nuestro órgano estrella: nuestro cerebro. Sin un aporte correcto de nutrientes nuestro rendimiento intelectual se ve comprometido: falta de atención y concentración, por un lado, y baja motivación, por otro. Es fácil comprender así que un desayuno deficiente o una mala comida sean responsables de un bajo nivel de productividad en nuestras filas.

Estudio tras estudios estamos comprobando como, a largo plazo, una mala alimentación sienta las bases para un deterioro mental y aumenta el riesgo de demencia senil y enfermedad de Alzheimer. Teniendo cuenta que el envejecimiento de la población actual es ya una realidad y que esto nos llevará a permanecer más años en nuestros puestos de trabajo, es primordial empezar a gestionar el envejecimiento de nuestros trabajadores desde dentro de la empresa.

Una mala alimentación está detrás también de la mayoría de las afecciones músculo-esqueléticas. Nuestras articulaciones reflejan nuestro menú, y un exceso de carne en detrimento de un correcto aporte de omega 3, a través del pescado y semillas, es sinónimo de inflamación en nuestro organismo. Así pues, corregir la postura corporal durante la jornada laboral debe ir parejo a una corrección en nuestro menú, si queremos aguantar las 8h de trabajo en un estado óptimo de bienestar y rendimiento.

También nuestros ojos, además de verse afectados por la luz de las pantallas de ordenador necesitan nutrientes imprescindibles para mantener una buena visión y una elasticidad correcta. Las verduras de hoja verde y las frutas están cargados de vitaminas y antioxidantes que contrarrestarán los radicales libres generados por las interminables horas frente a la pantalla.

Manejar las emociones desde el estómago

Nuestras emociones se ven profundamente afectadas por lo que comemos, influyendo directamente en las relaciones interpersonales, el manejo del estrés y por lo tanto en el ambiente laboral. Una alimentación correcta para el manejo de dichas emociones debe contener:

  • Verduras y frutas para un aporte correcto de vitaminas del grupo B, que son las mejores aliadas de nuestro sistema nervioso, tan desgastado por los altos niveles de estrés en el trabajo.
  • Grasas omega 3 provenientes del pescado y semillas, necesarios para la producción de serotonina y dopamina, dos neurotransmisores implicados en nuestro comportamiento y que su falta está ligada a un aumento de agresividad y hostilidad.
  • Cereales integrales que mantengan nuestros niveles de glucosa estable e impidan que nuestras emociones cabalguen a lomos de esa montaña rusa emocional que provocan los alimentos refinados y los dulces, tan comunes en nuestra dieta occidental.

Una buena cena asegura un buen descanso

El descanso, tanto físico como psicológico, y nuestro sueño está íntimamente ligado a lo que comemos y bebemos a lo largo del día, pero más muy especialmente en la tarde y noche. Aprender a cenar a una hora correcta y con un menú adecuado nos asegura un buen descanso, que es uno de los mejores aliados que tenemos para reponer nuestros niveles de energía. Contratamos a nuestros trabajadores por sus capacidades pero, si no nos preocupamos de que puedan realmente ponerlas en acción, poco importará cuanto invierta en ellos en recursos o
incentivos.

De poco vale que tenga la maquinaria engrasada y a pleno rendimiento si la atención de mis operarios decae: el accidente o el fallo en la producción esta garantizado. De poco me sirve un gran líder al frente de un equipo de ventas si tiene al pelotón desmotivado y deprimido. De nada me sirve haber contratado un maravilloso equipo de creativos si su estado de ánimo bordea la depresión.

Afrontar nuestro día a día como un deportista de élite

De la misma forma que Nadal prepara su cuerpo para sus competiciones, y come en función de lo que le va a pedir a su organismo, de igual forma deberíamos nosotros afrontar nuestro día a día. Enseñar a comer a sus trabajadores de forma saludable y personalizada a su edad y puesto de trabajo, es, sin duda, el primero y uno de los mejores cambios que una empresa puede introducir para mejorar el rendimiento, la productividad y la calidad de su trabajo.