El verano es la época del año que más personas eligen para descansar y disfrutar de sus vacaciones. Si bien en numerosas ocasiones salimos de viaje a conocer otros lugares, no es menos cierto que muchas veces las vacaciones, o parte de ellas, las pasamos plácidamente en casa descansando.
Si este es tu caso y dispones de algunos días de descanso en casa, tienes ahora la oportunidad de realizar esos cambios en tus hábitos que llevas tiempo deseando hacer y que por falta de tiempo o por los agobios del día a día laboral no consigues activar.
Aquí van 3 pasos para ayudarte a renovar tu alimentación y mejorar así tu salud.
Organiza tu despensa.
La despensa es tan importante como nuestro armario personal y, como él, sufre las consecuencias de nuestras prisas diarias y nuestra falta de previsión. Así, la mayoría de las veces compramos sin mirar qué hay en ella y vamos llenando los estantes apresuradamente con alimentos que ya teníamos, sin mirar las fechas de caducidad. Y ¿cuantas veces, cuando vamos a buscar algo, resulta que no está? Organizar la despensa por estantes definidos para tipos de alimentos y por fechas te asegura que puedas planear luego tu lista de la compra de un vistazo, incluyendo todo aquello que de verdad necesitas. Aquí encontrarás una lista de alimentos indispensables en tu despensa si quieres que esta te ayude a llevar una vida más saludable. Se trata de tu “fondo de despensa”, algo así como el “fondo de armario” de tu ropero, con aquellos alimentos que no deben faltar.
Diseña tus menús.
Ahora es el momento: siéntate con un té frío o un rico batido de fruta y diseña con tiempo y ganas las comidas para 2-3 semanas. Para ello debes tener en cuenta lo siguiente:
- Qué alimentos son de temporada: es importante para tu salud, pues la tierra nos da los alimentos más adecuados en cada estación; para tu economía, ya que son más baratos; y también para el medio ambiente: los alimentos de cercanía no viajan largas distancias contaminando nuestro planeta. Es esta página encontrarás los alimentos de temporada cada mes.
- Respeta, en la medida de lo posible, tus gustos y, en caso de que los haya, los de aquellos con quien o para quien cocines. Afortunadamente, tenemos muchos alimentos diferentes para componer nuestros menús, así que vamos a elegir la mayoría de ellos de entre aquello que más nos agrada. Si eres una persona con una alimentación muy escueta y monótona o con un gusto muy restringido, en el último punto encontrarás ideas para ampliarla.
- Haz una plantilla semanal, desglosando comida y cena, y lánzate a explorar tu propia creatividad: ¡imaginación al poder! Para ayudarte en el proceso te recomiendo que hagas una lista de platos (entrantes y plato principal) y luego vayas distribuyéndolos a lo largo de tu plantilla semanal.
- Sigue estos conejos para diseñar un buen menú semanal:
- Todos los días debe haber verdura cruda (ensalada) y verdura cocinada en tu menú.
- Introduce legumbres al menos 2-3 días a la semana. ¡Puedes cocinarlas de mil formas diferentes!
- Reduce tu ingesta de carne a 2-3 días a la semana y elige las carnes blancas sobre las rojas: pollo, pavo y conejo mejor que cerdo, cordero o ternera. Estas 3 últimas, 1-2 veces al mes como mucho.
- Pásate a lo completo: los cereales, el pan y la pasta integrales en lugar de refinados.
- El pescado es más saludable que la carne, y el azul en concreto te aporta un extra de omega 3 que tu salud celebrará, especialmente la de tu cerebro.
- Introduce en tus ensaladas y descansos frutos secos naturales o tostados y semillas: sésamo, lino, pipas de girasol y calabaza…
- Haz las cenas más ligeras que las comidas y recuerda que los crudos son más pesados de digerir, así que mejor déjalos para la comida y cocina suavemente tus alimentos para cenar.
- Todos los días debe haber verdura cruda (ensalada) y verdura cocinada en tu menú.
Amplia tu dieta.
Prueba nuevos alimentos y diferentes formas de cocinarlos. Ahora que tienes tiempo y estás relajad@ es el momento: atrévete a salir de tu zona de confort también en tu alimentación. El mejor adjetivo para la palabra dieta es “variada”, así que ¡vamos a ello! Aquí va un plan/juego para conseguirlo:
- Elige cada semana un alimento nuevo para ti y anótalo en tu lista de la compra. Puede ser una fruta, una verdura, un pescado desconocido… cualquier alimento, con la única condición de que no sea ultra-procesado: cuanto más cercano sea a lo que la naturaleza diseña, mejor.
- Cocina ese alimento de dos formas diferentes a lo largo de la semana. Por ejemplo: podemos introducir el calabacín cocinando una crema para cenar un día y en tortilla para la comida de otro día más adelante en la semana.
- Repite el proceso cada semana y al final de mes habrás probado 4 alimentos diferentes.
- Elige el que más te haya gustado y ese ya se queda en tu cesta de la compra habitual. Sin darte cuenta y de forma divertida ampliarás tu dieta.
Si mejoras tu comida todo mejora: tu memoria, tus articulaciones, tu energía, tu estado de ánimo… ¡todo! Y ahora tienes la oportunidad, el tiempo y la guía para hacerlo 😉
¡Felices vacaciones!